Monumento Histórico desde 1973
De estilo ecléctico, con algunas reminiscencias del neoclásico y antecedida por un pórtico adelantado a semejanza de las grandes residencias londinenses, sobrevive la mansión que perteneció al rico industrial Agustín Edwards Ross. Sin embargo, será más recordada por su esposa, María Luisa Mac Clure, una carismática mujer que animó la vida social chilena a principios del siglo XX y cuyo refinado gusto, convirtió su casa en un verdadero museo de antigüedades.
Historia
Un foyer de doble altura distribuye el interior del palacio, desde donde se ordenan salones de recibo en estilo Luis XV, una Sala de Baile, un oratorio privado, sala de juegos, escritorio, una Biblioteca, un invernadero con cubierta vidriada y un Gran Comedor; algunos de ellos, decorados por plafonds de Aristodemo Lattanzi.
El segundo nivel se destinó a dormitorios, un salón árabe, capilla, una enorme pinacoteca y una sala de teatro, con foso, butacas y galería en lo alto. El palacio además tenía un edificio anexo para el área de servicios y cocheras.
En 1919, María Luisa Mac Clure decide rematar el mobiliario y las obras de arte de su casa, y vender la propiedad a la Inmobiliaria Septiembre, entidad que lo utiliza para albergar la sede del Partido Liberal por más de 30 años.
Hacia 1940 el edificio fue subarrendado a diferentes locales comerciales y restaurantes, lo que generó severo deterioro en los espacios interiores originales. En la década de 1970 el inmueble estaba amenazado por la demolición, pero las gestiones del diplomático e historiador Mario Barros Van Buren generaron que se declarara Monumento Histórico Nacional en 1973, y fuera adquirido por el Estado, pasando a manos del Ministerio de Relaciones Exteriores que instaló ahí la sede de la Academia Diplomática Andrés Bello.
El terremoto de 2010 causo severos daños en la estructura, debiéndose trasladar las dependencias de la Academia Diplomática al edificio del ex Hotel Mundial, y dejando desocupado el palacio Edwards a la espera de un proyecto que logre restaurarlo y recuperar su pasado esplendor.
En la calle Asturias, se ubica esta espectacular mansión cuya delicada silueta inspirada en la arquitectura georgian norteamericana, refleja el espíritu original del barrio El Golf, diseñado como una urbanización moderna y elegante, con residencias rodeadas de jardines.
El arquitecto Luciano Kulczewski, considerado uno de los pioneros en emplear la arquitectura de vanguardia en Chile, fue contratado por Martín Figueroa Velasco en 1920, para construir su nueva casa en plena Alameda.