Casa de los Diez

Monumento Histórico desde 1997

El origen de la propiedad se remonta a la segunda mitad del siglo XIX, siendo conformada por diferentes construcciones independientes, que fueron reformadas para dar paso a un sencillo edificio de un nivel.

  • Historia

    Hacia 1920, el arquitecto Fernando Tupper Tocornal se hace cargo del inmueble hoy conocido como la Casa de los Diez. Decide reformarlo con la ayuda de sus amigos, los escultores Julio Ortiz de Zárate y Alberto Ried. Ellos eran miembros del Grupo de los X, una colectividad de intelectuales de vanguardia. Entre ellos se encontraba el poeta Pedro Prado, el escritor Manuel Magallanes Moure, el arquitecto Julio Bertrand, el músico Alfonso Leng, el dramaturgo Eduardo Barrios, el pintor Juan Francisco González, el escritor Augusto D’Halmar, el periodista Armando Donoso, el poeta Alberto Guzmán y el compositor Acario Cotapos.

    Algunos de estos personajes participaron en la refacción de la casona. A Ortíz de Zárate se le debe la creación del pórtico hecho con piedras del cerro San Cristóbal, decorado con el escudo de la familia Tupper, gárgolas y alegorías. También confeccionó la puerta de madera, tallada con figuras geométricas y elementos de flora endémica. La reja de fierro es obra de Pedro Prado; y en el patio, destacan las columnas de piedra cuyos capiteles fueron esculpidos por Ried, representando la historia y disciplina de los diferentes miembros de la hermandad. Por otro lado, la torre fue construida en 1923 por Rodolfo Bruning, bajo el diseño de Julio Bertrand. Esta torre alcanza los 19 metros de altura. 

    El lugar se convirtió por un corto tiempo en el refugio de Los X, sin embargo, las reformas debieron detenerse abruptamente por falta de recursos, y el padre de Tupper se vio obligado a vender la propiedad en 1929. Ese mismo año, la adquiere por 180.000 pesos, el arquitecto Alfredo García Burr, quien fue un obsesivo coleccionista de antigüedades, y que con mucha visión mantuvo- no sin dificultades- esta casa durante varias décadas. Para solventar los gastos, habilitó locales comerciales donde funcionó una pastelería, peluquería, ferretería y una fábrica de cerveza. Reservó los salones y espacios interiores para disponer su colección de pinturas, esculturas, artes decorativas, mobiliario y una enorme biblioteca.

    El señor García vivió en la casa hasta su muerte en la década de 1980. Su viuda murió en 1999 y en ese momento se remata la valiosa colección. Desde entonces, la casa ha pasado por diversos usos, y recientemente, ha recobrado vida de la mano de la Fundación cultural Casa de los Diez Alfredo García Burr, abriéndose a la comunidad, realizando talleres y utilizándose para diversas iniciativas culturales.

    La casona fue declarada Monumento Histórico en el año 1997.

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