Palacio Subercaseaux

El inmueble siguió el refinado estilo francés, rematado por una alta mansarda, con grandes ventanas protegidas por balcones de tipo bombé; y antecedidas por un jardín.

Con la intención de establecerse definitivamente en Chile, adquiere en 1901 el sitio contiguo, para construir su propia casa. El resultado fue un palacio mucho más refinado en sus detalles ornamentales exteriores y muy lujoso en su interior, donde priman los salones con molduras doradas, los grandes espejos, pavimentos de parquets y chimeneas de mármol; destacando el foyer de doble altura, protegido por herrerías de origen belga, con escalinata de mármol cerrada por columnas, e iluminado por una claraboya con vitrales.

Fueron famosos los banquetes ofrecidos por Subercaseaux, quien intentando huir de la tradicional comida criolla, volvió a nuestro país acompañado de sus viejos cocineros franceses. Así como también las recepciones presididas por Juana Browne de Subercaseaux, una experimentada pianista, cuya sala de música miraba al Teatro Municipal. Durante el terremoto de 1906, la familia se refugió en el pabellón de portería, uno de los pocos elementos existentes del antiguo jardín, hoy  convertido una conocida chocolatería.

La crisis del salitre afectó gravemente las finanzas familiares, situación que se agravó tras la muerte de Francisco Subercaseaux en 1921. Ese mismo año, su viuda pone en venta el palacio, siendo adquirido por el Club Militar y luego, en 1951, se convierte en el Club de Oficiales de la Fuerza Aérea de Chile, institución que lo conserva en excelentes condiciones. Las dos casas restantes, pasarán por diversos dueños y usos, hasta ser adquiridas por una institución bancaria que las destina a oficinas administrativas, labor que cumplen actualmente.  

En 1973 el conjunto de tres propiedades fue declarado Monumento Histórico.