Monumento Histórico desde 2005
Otro ejemplo de las antiguas villas que surgieron en la comuna de Providencia a principios del siglo XX, fue la mansión que encargó el cónsul honorario de Alemania en Chile, Wilhelm Schacht Tröger y su esposa, Olga Gerken Mahn.
Historia
Originalmente, la casa se encontraba rodeada de un parque, el que fue suprimido en gran parte, con la apertura de la avenida Nueva Providencia a fines de la década de 1970.
La vivienda se organizó en dos niveles y un subterráneo. A ella se accedía a través de un pórtico adelantado, que se abría a un recibidor con pavimento de mármol, y una escalera que conducía al piso noble. Ahí se distribuían diferentes salones, escritorio, comedor y un salón central de doble altura, iluminado por una claraboya. Los espacios interiores estaban decorados con delicados trabajos de yesería, vitrales, parquets, y enmaderados, muchos de los cuales, aún se conservan. Arquitectónicamente se relaciona al estilo neoclásico, siendo llamativos los salientes con forma de bow-window, una loggia con columnas mirando hacia la avenida Pedro de Valdivia, terrazas con balaustradas y escalinatas para bajar al jardín.
El palacio fue habitado por la familia hasta 1948, siendo posteriormente ocupado por el Colegio femenino Santa Mónica y luego traspasado al Arzobispado, entidad que lo vende a la Ilustre Municipalidad de Providencia en 1976.
En el lugar funcionó el Instituto Cultural de Providencia, reconocido espacio donde se produjeron importantes exposiciones y eventos artísticos culturales durante las últimas décadas del siglo XX. El edificio fue declarado Monumento Histórico en el 2005.
En el año 2014, reabrió sus puertas, transformado en la Fundación Cultural de Providencia.
En la calle Asturias, se ubica esta espectacular mansión cuya delicada silueta inspirada en la arquitectura georgian norteamericana, refleja el espíritu original del barrio El Golf, diseñado como una urbanización moderna y elegante, con residencias rodeadas de jardines.
El arquitecto Luciano Kulczewski, considerado uno de los pioneros en emplear la arquitectura de vanguardia en Chile, fue contratado por Martín Figueroa Velasco en 1920, para construir su nueva casa en plena Alameda.
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